viernes, 7 de junio de 2013

ELLA

Gloria abre las dos puertas del armario de su habitación, las deja enfrentadas y empieza a hablar mientras se mira por delante y por detrás.

-¡Mírame¡ ¿ no me ves rara?
-No.
-Pues estoy rara, tengo la cara como agotada, mustia, sin brillo.
-Pues yo te veo igual que siempre.
-Entonces es que hace tiempo que estoy así.
-¿Así cómo?
-Con el gesto contraído, con la cara llena de arrugas, pero a la vez deforme, hinchada. También tengo un poco de joroba en la espalda.
-Pero mujer que no es para tanto.
-Lo dirás tú.
-¡Pues claro que lo digo yo!
-¡Pero tú que sabes!
-¡No voy a saber si te veo todos los días!
-Pero no me miras.
-¿Y que crees que hago entonces?
-Pues nada, no haces nada.
-Pues desde ahora  eso voy a hacer, ¡nada!
-¿Qué le pasa a este trasto, ya no me veo, y en el de encima del comodín  tampoco, ni en el pequeño del bolso, es como si se hubiese ido la luz. ¿Seré yo que ya no existo? ¿Cómo un simple objeto como este no puede reflejar al que se mira en él, si es su misión y no tiene otra cosa que hacer? Me voy a la calle, ¡seguro que los escaparates todavía funcionan!

Con mucho ímpetu saca del armario el biquini, el abrigo de piel sintética y un sombrero de paja. Se lo pone todo con rapidez. Cierra con brío las dos puertas del armario y se dirige a la puerta de la calle. La abre y se va dando un portazo.

Fuencisla abril 2012


2 comentarios:

  1. ¿Cómo que no hay comentarios? Estaría bueno, después de que Fuencis ha sido tan torera de entrar al blog, no me dignase yo darle un aplauso y un plagio "merecido" ¡¡Tú sí que vales!!

    Tornasol junior.

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