miércoles, 23 de mayo de 2012

El Payaso del tren


El Payaso del tren
El viaje es largo. Eterno. El tren para cada dos por tres sin motivo aparente. El vagón está abarrotado de gente apiñada que, agotados ya, dormitan en silencio con las cabezas apoyadas los unos contra los otros, despertando sobresaltados con cada frenada o cada arrancada. La madera cruje. El humo de la locomotora se une a la niebla espesa que les rodea y nievan copos sucios de hollín. Se oyen algunos ronquidos cercanos y algunas voces lejanas. Una niña se despierta y mira asustada con dos enormes ojos negros todo lo que le rodea. Enfrente de ella un viejo insomne de barbas blancas le sonríe y le guiña un ojo. Ella, avergonzada, se tapa la cara con las manos, pero luego se asoma entre los dedos para ver de nuevo al viejo. Éste se da cuenta y le saca la lengua. Ella vuelve a taparse los ojos, pero sonríe, se asoma de nuevo y saca a su vez la lengua al viejo. Éste, se tapa la cara con la solapa de la gabardina y bajándola lentamente deja ver dos ojos muy abiertos, subiendo y bajando ostensiblemente arqueadas las enormes cejas de largos cabellos blancos. La niña ríe, se quita las manos de la cara y abre los suyos imitándole. Él aparta la gabardina y deja ver su cara con una enorme, roja y redonda nariz de payaso. La niña da un gritito de sorpresa y se queda con la boca abierta, emocionada. El viejo gesticula como un mimo e imitando el zumbido de una mosca que hubiera salido volando de la boca de la niña, y mueve la cara como siguiendo su vuelo hasta que finge que se ha metido en su boca y se la ha tragado.
La niña ríe en alto. Él se palpa la barriga desesperado mientras finge que la mosca que zumba en su interior le hace cosquillas por dentro y se retuerce como un poseso. La niña empieza a soltar ahogadas carcajadas y sus profundos ojos negros brillan anegados en lágrimas de la risa. Sus padres se despiertan y sonríen al ver la escena.
Finalmente el viejo payaso levanta un poco el culo e imitando el sonido de un pedo hace como que caza al vuelo con la mano la mosca que acaba de expulsar. Luego, abriendo despacio la mano la coge con cuidado con dos dedos y se la acerca a la nariz.
-¡Buaj!¡Que asco!- dice poniendo una grotesca mueca de desagrado- ¡No me extraña que las llamen moscas de la caca!
La niña explota a reír sujetándose la barriga y doblándose hacia delante.
El viejo le ofrece la mosca y ella pone cara de asco rechazándola mientras se seca las lágrimas. Entonces el viejo se encoge de hombros y finge guardársela en el bolsillo de la gabardina diciendo:
-Mejor me la guardo, nunca se sabe cuando va uno a necesitar una mosca de la caca.
En eso para el tren y se abren las puertas. A gritos les ordenan bajar a todos. Es de noche. Unos focos les deslumbran. Todo son órdenes en un idioma desconocido. Les ponen en fila. Los soldados les empujan, les insultan, les golpean. Pasan bajo un arco de hierro donde pone “El trabajo os hará libres”. Luego les van separando en dos filas. Los niños,los ancianos y los enfermos en una, los jóvenes y adultos sanos en otra. La niña llora agarrada a su madre. A culatazos se la arrancan de los brazos y la arrojan al suelo haciendo amago de disparar contra ella. El viejo payaso la levanta y la coge de la mano, haciendo a los padres un gesto que indica que él se hace cargo de ella.
Luego, se pone de nuevo la nariz de payaso y guiñándole un ojo le dice mientras mueve su mano dentro del bolsillo de la gabardina imitando el zumbido de la mosca:
-No te preocupes. ¿Ves? No estamos solos, la mosca se viene con nosotros.
Ella le agarra fuertemente y siguen avanzando con su fila hacia una especie de fábrica con una enorme chimenea de la que emana humo color ceniza.
Entonces, el viejo, tragando saliba, hace como que coge la mosca y la mete en el bolsillito del abrigo de la niña.
-Toma, guárdatela tú,- le dice- te dará suerte, se llama Libertad.
La niña sonríe, y con la mano libre sujeta la solapilla de su bolsillo para que no se escape su nuevo amigo volador, y ambos siguen caminando bajo una extraña nieve de copos grisáceos cada vez más densa.

E.Romero
Mayo 2012

2 comentarios:

  1. Enrique, la historia, ya te lo dije, me ha parecido preciosa (y para mi fastidio, más tierna que la mía), pero lee el primer párrafo largo detenidamente. Seguro que lo has repasado poquísimo porque sé la falta de tiempo que tienes,pero es que me dá rabia que desmerezca el hermoso relato (ya sabes mis manías: participios y cacofonías). En un párrafo no sé si 12 o 14 participios ¿no crees que son muchos). Oye, hablando de otra cosa, creo que los libros eran a 8,50 euros. No me los pongas ahora con recargo ¿eh? El martes me regañas tú a mí por machacona, ¿vale?

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    1. Tienes razón, Gracias por la observación. Sustituiré algunos por adjetivos sinónimos. En cuanto a los libros son a 8,50 esta vez. Además ya los pagaste el martes pasado. En principio ese es el precio.

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